Saville es, sin lugar a dudas, la pintora más interesante de nuestro tiempo. Las obras de Saville no sólo son interesantes sino preocupantes, sumamente molestas. Parte de su formidable poder deriva de su naturaleza, ambigua de su tema, pero lo que lo hace aún más preocupante es el carácter ambiguo del lenguaje formal que despliega estas obras, un lenguaje que inscribe a la vez un conflicto visceral e intelectual entre el naturalismo pictórico firme del tema abiertamente y la pictórica, a veces, casi abstracta, la energía de la pincelada.
Todos sus temas se basan en recoger ilustraciones de libros de texto de patología, fotografías a todo color de terribles quemaduras, contusiones y lesiones
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